El incremento del teletrabajo no implica caída en la demanda de oficinas corporativas.

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Es increíble lo mucho que se ha escrito y especulado sobre el impacto de la pandemia del COVID-19 en el futuro del trabajo. Lo concreto es que nadie está convencido de que podamos seguir trabajando de manera remota por mucho tiempo sin ver resentida la productividad y la creatividad en nuestras empresas.

Es cierto que las reuniones por Zoom, o por plataformas similares, llegaron para quedarse y permiten que tengamos hasta 8 reuniones en el día, cuando antes teníamos menos de la mitad. Pero la pregunta que debemos hacernos es: ¿Son realmente igual de efectivas y productivas que las que tenemos en persona? Muchos CEOs de grandes empresas ya comenzaron a manifestarse en contra de las reuniones remotas, tema sobre el que podemos profundizar en importantes artículos al respecto.

Pero como gran conclusión de todo lo que hemos leído y percibido durante este período de cuarenta, podemos decir que las empresas, muchas de las cuales eran reacias al teletrabajo, tuvieron que aceptarlo de un día para el otro. En un primer momento fue sorprendente para las firmas observar lo mucho que podía lograrse con sus empleados trabajando desde los hogares pero al mismo tiempo, los empleados, que siempre soñaron con trabajar desde sus casas, evitando el tráfico diario y manejando su tiempo, se sintieron, en su mayoría, decepcionados por lo que vivieron en estos meses. La falta de privacidad y el mayor número de interrupciones hicieron que muchos de ellos desearan retornar a las oficinas cuanto antes.

Actualmente, vemos que de a poco las empresas van regresando a trabajar a las oficinas y que el espacio liberado por los pocos empleados que siguen desempeñándose desde las casas, es reemplazado por un mayor distanciamiento social, requerido para que las personas se desempeñen en los espacios existentes.

En este sentido, un aspecto que no podemos dejar de destacar si queremos predecir el futuro de las oficinas corporativas es la ubicación de las mismas. El caos del tráfico, que es un problema sin solución y que solo se agravará día a día, hará que los llamados “proyectos walking distance” sean muy demandados. Estos son los que se encuentran muy cerca de las principales tiendas, centros comerciales, bancos, avenidas, centros de salud, restaurantes, parques, etc. de la ciudad. La característica más resaltante de este tipo de edificaciones es que permite que las personas se conecten con todos estos puntos de manera rápida. Como su mismo nombre lo indica, son los proyectos a los que se podrá acudir a pie, estando conectados con todo lo que se requiere para trabajar y para estar en contacto con otras empresas.

En resumen, podemos decir que la pandemia del COVID-19 tuvo un impacto enorme para las empresas y esto afectó directamente la ocupación de las oficinas corporativas pero a medida que las economías se reactiven la ocupación de las mismas se dará rápidamente y estamos convencidos de que las oficinas tradicionales seguirán siendo una parte fundamental en nuestra forma de trabajo y siempre ocuparán un papel central en la productividad de las empresas. No queremos decir con esto que el teletrabajo no tenga beneficios que tanto empleados como empleadores aprovecharán, pero las oficinas seguirán teniendo una relevancia fundamental en la mayor parte de las actividades de las empresas que requieren presencia cara a cara para lograr productividad y creatividad. No descartamos cambios que hagan que las distribuciones internas de las oficinas se vean modificadas porque claramente hoy en día las oficinas son muy distintas a las que teníamos una década atrás, pero este espacio correctamente ubicado será vital para las empresas, tal como lo era antes de la pandemia.

Gonzalo Faccas